Puedo sentir las sábanas iguales a las de mi cama, pero hay algo diferente en la atmósfera, el aire cálido acaricia mi piel, respiro profundamente intentando adivinar ese aroma, huele a sal. Abro los ojos, casi en penumbras, sólo la luz de la luna que se cuela por una ventana que no es la de mi habitación, no estoy en mi cama, sábanas negras sobre una cama matrimonial. No me muevo ¿estoy soñando?, lentamente doy la vuelta y siento un brazo tomarme por la cintura y atraerme hacia un torso ¿quién está en mi cama?, bueno, ni siquiera es mi cama...
No me muevo y me dejo llevar, mi respiración se coordina con la de ese cuerpo, siento su aliento en mi cuello, mi piel está pegajosa, estoy sudando; ese aroma a sal cobra sentido cuando escucho las olas del mar, tan cerca que parece que tras esa puerta estuviera el océano esperando.
No hablo, contengo la respiración por unos segundos para que deje de estar coordinada con la suya, lo que provoca que respire agitadamente... siento nuevamente su aliento esta vez en mi hombro, su mano recorre suave y lentamente mi pierna, levanta la minúscula bata que llevo puesta y sube hasta mi vientre, se detiene ahí.
Sigo inmóvil, tengo miedo, curiosidad ¿debo voltear?, siento sus labios en mi cuello, su aliento hirviendo sobre mi piel, las olas siguen rompiéndose junto a mi oído. Cierro los ojos y me armo de valor, doy la vuelta para quedar frente a él.
Me toma de la cintura con fuerza y me atrae hacia su cuerpo, me besa con pasión y yo respondo apretando los ojos, deseo con todas mis fuerzas saber quién es, deseo con todas mis fuerzas que sea él.
Percibo ahora su aroma y abro con confianza los ojos sabiendo que sí... es él. Lo beso con más pasión y el lentamente se posa sobre mí, puedo sentir su torso desnudo y tibio y su corazón latiendo más rápido, igual que el mío.
Siento su mano levantando mi bata, siento el sabor de su sudor en mi lengua, sabe a mar, besa mi cuello y recorro su espalda con mis manos, entierro mis uñas con fuerza y el responde mordiendo mi cuello.
De pronto se detiene, me mira a los ojos y sin decirme una sola palabra se levanta de la cama y me toma de la mano para que lo siga; torpe y nerviosamente me incorporo, ¿estoy temblando?, espero que no lo note.
Sonríe y me mira, acaricia mi rostro, intento decirle algo y el pone su dedo índice sobre mis labios para callarlos, vuelve a sonreír y me desposa de la bata, el hace lo mismo con la única prenda que lleva en la parte inferior.
Tiemblo más y el lo nota, me besa tiernamente en la frente, toma mi mano y caminamos hacia la puerta dejándonos guiar únicamente por la luz de la luna y el sonido de las olas cada vez más cerca.
Abre la puerta y ahí está, esperándonos, recibiéndonos con el canto de sus olas que estallan unas con otras, bajamos unos cuantos escalones y siento la arena bajo mis pies, fresca y áspera; volteo a mi alrededor y sólo se ven unas cuantas cabañas parecidas a la que acabamos de dejar atrás.
Siento el agua rozar mis pies, seguimos caminando y nuestros cuerpos se van sumergiendo cada vez más en ese mar fresco, las olas se tornan suaves con nosotros. El agua me cubre hasta el pecho, me sumerjo por completo y al salir me encuentro con su rostro frente al mío, se acerca y nos besamos nuevamente con más pasión.
Sus manos no dejan de acariciarme y yo me aferro a su pecho, las olas del mar nos arrullan y nos envuelven... seguimos besándonos mientras nos sumergimos dentro del agua para dejarnos llevar...
Y bueno luego se me fue la inspiración y ahí me quedé jajaja.
No me muevo y me dejo llevar, mi respiración se coordina con la de ese cuerpo, siento su aliento en mi cuello, mi piel está pegajosa, estoy sudando; ese aroma a sal cobra sentido cuando escucho las olas del mar, tan cerca que parece que tras esa puerta estuviera el océano esperando.
No hablo, contengo la respiración por unos segundos para que deje de estar coordinada con la suya, lo que provoca que respire agitadamente... siento nuevamente su aliento esta vez en mi hombro, su mano recorre suave y lentamente mi pierna, levanta la minúscula bata que llevo puesta y sube hasta mi vientre, se detiene ahí.
Sigo inmóvil, tengo miedo, curiosidad ¿debo voltear?, siento sus labios en mi cuello, su aliento hirviendo sobre mi piel, las olas siguen rompiéndose junto a mi oído. Cierro los ojos y me armo de valor, doy la vuelta para quedar frente a él.
Me toma de la cintura con fuerza y me atrae hacia su cuerpo, me besa con pasión y yo respondo apretando los ojos, deseo con todas mis fuerzas saber quién es, deseo con todas mis fuerzas que sea él.
Percibo ahora su aroma y abro con confianza los ojos sabiendo que sí... es él. Lo beso con más pasión y el lentamente se posa sobre mí, puedo sentir su torso desnudo y tibio y su corazón latiendo más rápido, igual que el mío.
Siento su mano levantando mi bata, siento el sabor de su sudor en mi lengua, sabe a mar, besa mi cuello y recorro su espalda con mis manos, entierro mis uñas con fuerza y el responde mordiendo mi cuello.
De pronto se detiene, me mira a los ojos y sin decirme una sola palabra se levanta de la cama y me toma de la mano para que lo siga; torpe y nerviosamente me incorporo, ¿estoy temblando?, espero que no lo note.
Sonríe y me mira, acaricia mi rostro, intento decirle algo y el pone su dedo índice sobre mis labios para callarlos, vuelve a sonreír y me desposa de la bata, el hace lo mismo con la única prenda que lleva en la parte inferior.
Tiemblo más y el lo nota, me besa tiernamente en la frente, toma mi mano y caminamos hacia la puerta dejándonos guiar únicamente por la luz de la luna y el sonido de las olas cada vez más cerca.
Abre la puerta y ahí está, esperándonos, recibiéndonos con el canto de sus olas que estallan unas con otras, bajamos unos cuantos escalones y siento la arena bajo mis pies, fresca y áspera; volteo a mi alrededor y sólo se ven unas cuantas cabañas parecidas a la que acabamos de dejar atrás.
Siento el agua rozar mis pies, seguimos caminando y nuestros cuerpos se van sumergiendo cada vez más en ese mar fresco, las olas se tornan suaves con nosotros. El agua me cubre hasta el pecho, me sumerjo por completo y al salir me encuentro con su rostro frente al mío, se acerca y nos besamos nuevamente con más pasión.
Sus manos no dejan de acariciarme y yo me aferro a su pecho, las olas del mar nos arrullan y nos envuelven... seguimos besándonos mientras nos sumergimos dentro del agua para dejarnos llevar...
Y bueno luego se me fue la inspiración y ahí me quedé jajaja.